BREVE HISTORIA

Sus orígenes se deben a la privilegiada situación del lugar y sus abundantes aguas, al darse la confluencia de los ríos Deva y Quiviesa. Punto de encuentro de ríos y culturas; esto hizo posible el rápido crecimiento de la villa, que fue adquiriendo cada vez mayor influencia en el territorio. Su nombre se debe precisamente, al nombre común que se le daba al lugar y que señalaba estas características de “abundantes aguas”, por ello pasó a denominarse Potes, eso sí, bajo la forma escrita de Pautes con que aparece en el primer documento que cita la población.

Debido a esto, hay quien dice que el gentilicio de Potes debería ser «Pautenses«, por ser el nombre primigenio que la villa tuvo. No del latín “pons-pontis”, sinónimo de puentes, si no del prerromano “Pautes” que significa agua. La Villa de Potes es rica en historia. En el Becerro de Behetrías (1351) Potes aparece como propiedad de don Tello, señor de Liébana, hijo de Alfonso XI. Durante la Baja Edad Media, como en todo el valle de Liébana, se produce una confrontación entre los linajes de Manrique y Mendoza. Juan II, en torno al año 1444, resolvió la cuestión a favor del Marqués de Santillana. Los Mendoza hicieron de Potes la capital de Liébana. En la Edad Moderna, Potes siguió siendo un lugar de señorío bajo el dominio del Duque del Infantado. Podemos ver estos linajes de nobleza y señorío en algunas de las casas blasonadas que vamos a ir encontrando por las calles de la Villa, muestra de su historia y su cultura.

La labor de recopilación ha sido realizada por Leire Aguirre y Laura González a través del Programa de Corporaciones Locales del Gobierno de Cantabria apoyándose en la bibliografía de autores como José María de la Lama Gutiérrez y María del Carmen González Echegaray.